lunes, 22 de diciembre de 2014

Ruta del Nalón entre Peñaflor y Beifar con subida a El Peñón

La Ruta del Nalón recorre de sur a norte el concejo de Candamo siguiendo a distancia el curso bajo del río por su margen derecha. En esta larga caminata, encontraremos un puente con historia, varias ermitas y palacios, aldeas con casas solariegas y hórreos antiguos y, en un desvío, alcanzaremos la cumbre de El Peñón en cuya ladera se encuentra la Cueva de la Peña de Candamo declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El paisaje, modelado por el hombre, apenas deja ver algo de la vegetación autóctona en las riberas de los ríos y arroyos quedando el resto salpicado de aldeas y prados, pinares y eucaliptales.

Salida: Puente de Peñaflor (Concejos de Grado y Candamo)
Llegada: Beifar (Concejo de Pravia)
Distancia: 21,3 km
Duración: 6:00 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 730 m
Bajadas acumuladas: 780 m
Altura Inicial: 65 m
Altura Final: 20 m
Altura máxima: 265 m
Fecha de realización: 14/XII/2014
Dificultad: baja (excepto la subida a El Peñón)
Track de la ruta
  





















Descripción
Al Puente de Peñaflor sobre el río Nalón llegamos por la autovía A-63 tomando la salida de Grado y siguiendo 1 kilómetro por la N-634. El citado puente, construido en el siglo XII y reconstruido varias veces a causa de las riadas, tiene una gran importancia histórica pues desde el principio fue paso obligado del Camino de Santiago permitiendo, además, el acceso a Castilla por el Camino Real de la Mesa. En él se produjeron dos importantes batallas contra las tropas napoleónicas en 1809 y 1810 y fue defendido por las tropas franquistas al comienzo de la Guerra Civil para mantener la comunicación de Oviedo con Galicia.

Los helechos y algunos castaños y robles medran bajo los pinos.


Dejamos el coche en la margen izquierda del río y comenzamos la caminata cruzando el antiguo puente. Al otro lado, encontramos el panel informativo de la ruta (PR AS 261) y una portilla metálica que da acceso al ancho camino que se dirige al norte entre los pinos dejando a la derecha el Reguero la Vara. En suave subida, pasamos al lado de las instalaciones de una antigua mina, continuando más allá hasta una cerrada curva a la izquierda que nos encamina al sur. Los helechos, ahora secos, crecen bajo los pinos mientras algunos castaños y robles medran allí donde pueden dejando el suelo cubierto de hojas marrones. Rodeando el pico Cotaniello, el camino forestal sale del pinar y desciende a la aldea Cuero en el concejo de Candamo. Abajo, el Nalón, crecido hasta el borde por las fuertes lluvias de los últimos días, dibuja su grueso trazo marrón, mientras al otro lado se extiende la fértil vega de Grado. Cruzamos la aldea siguiendo las marcas del PR que se olvidan de la carretera y nos mandan por un camino hormigonado hacia los barrios de Omeo y Agüera para desembocar después en la AS-235. La dejamos pronto para tomar otro camino que nos lleva a la parroquia de Murias. Allí cruzamos el río Deli poco antes de su desembocadura en el Nalón y continuamos por un camino paralelo a la carretera que nos permite subir hasta Grullos, capital del concejo de Candamo. Los regatos van crecidos aportando un abundante e innecesario caudal al río.

Ermita de San Pedro Mangón.

Nos encontramos cerca del Ayuntamiento, de nuevo en la carretera, al lado del panel que informa sobre la segunda parte de la ruta Grullos-Beifar. Las marcas abandonan ahora la carretera y nos dirigen por una calle, a la derecha, que pasa al lado del Palacio de los Cañedo construido en el siglo XVIII. Tiene tres plantas, la última con corredor, y escudo. En los edificios anexos apreciamos la capilla, las cuadras y las viviendas de la servidumbre.

Ermita de San Roque en San Román.

Por un camino ancho y empedrado que rodea la larga tapia del palacio y cruza más adelante la carretera, descendemos a la aldea de Candamín, donde atravesamos definitivamente la carretera. En el último tramo, el fuerte descenso por la pista de hormigón antiguo cubierto de verdín, lo hacemos con cuidado para evitar resbalones.

En la pequeña aldea, el camino de tierra por el que sigue la ruta sale entre unas casas después de cruzar una portilla metálica que aparenta ser el cierra de una finca privada. Continúa entre dos prados, al principio en llano, para subir después fuertemente hasta la ermita de San Pedro Mangón. El correspondiente panel nos informa que data del siglo VIII y que a ella acudía el rey Silo desde Pravia a oír misa. Tiene un atrio que fue sede de la primera escuela que hubo en el concejo.
 
Otro camino ancho de tierra nos envía ahora hacia el este dejando a la izquierda un prado transformado en pista de entrenamiento para motocross. San Román nos recibe con la pequeña y recién restaurada Ermita de San Roque. Descendemos por sus callejuelas apreciando desde lejos el níveo Palacio de los Valdés Bazán y el pico Peñón coronada por una cruz, al norte de la aldea. En su ladera occidental se encuentra la Cueva de la Peña de Candamo incluida en 2008 en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por sus importantes pinturas rupestres. Aunque era conocida por los habitantes de la zona, su descubrimiento oficial se produce en 1914 cuando el Catedrático de Geología de la Universidad Complutense Eduardo Hernández Pacheco y el Conde de la Vega del Sella Ricardo Duque de Estrada identifican las pinturas y grabados.

San Román desde El Peñón.

Fortificaciones republicanas en El Peñón.

Como se yergue altivo dominando la aldea, y aunque sabemos que la cueva está cerrada al público y las nubes nos impedirán obtener buenas vistas, decidimos hollar su cumbre. Subimos por la carretera que lleva a la cueva que, como esperábamos, encontramos cerrada. En el corto camino de acceso desde el aparcamiento vemos una senda que parece llevar a la cumbre de El Peñón. Son 60 metros de dura subida que las lluvias de los últimos días complican: deslizantes tramos embarrados al principio dan paso a otros de hierba mojada igualmente resbaladiza con abundante maleza que tampoco ayuda. Finalmente nos encaramos en la planicie de la montaña donde encontramos, además de la cruz que veíamos desde abajo, los restos de búnkeres y defensas republicanas de la Guerra Civil.

Nos tomamos un respiro para reponer fuerzas e inspeccionar el entorno viendo si hay algún modo mejor de bajar. Al no encontrar otra alternativa decidimos descender por la misma senda extremando el cuidado. Al llegar a la cerrada curva de la carretera, continuamos de frente hacia la aldea de Espinosa pensando que así acortaríamos algo la ruta. Como este tramo no lo tenemos preparado, no sabemos si hay un camino que comunique Espinosa con Santoseso. Finalmente decidimos regresar a San Román y seguir el trazado del PR. Después, comprobamos en los mapas que ambas aldeas están unidas por un buen camino.

Iglesia de San Román

El Peñón desde cerca del cementerio de San Román.

Pasamos al lado de la iglesia parroquial que, como casi todas de la zona, está pintada de blanco. Más adelante dejamos a la izquierda el cementerio donde el camino asfaltado se transforma en camino estrecho de tierra. Discurre este por una zona arbolada en paralelo a la carretera AS-236 y cruza el Arroyo del Reguerón por un buen puente de piedra. Después sube entre prados cerrados por murias de piedra y avellanos hasta desembocar precisamente en la pista que viene de Espinosa. A la derecha queda una finca con algunas piedras donde estuvo la ermita de Santa Clara. Enseguida alcanzamos la aldea de Santoseso cuya iglesia y cementerio dejamos también a la derecha. Continuamos unos metros de nuevo por la carretera hasta el final de la aldea donde la abandonamos definitivamente para tomar a la derecha una pista forestal. Entre eucaliptos, en paralelo a la susodicha carrera, llaneamos un corto tramo para descender finalmente a la plaza nueva de Beifar donde encontramos casas antiguas en venta o alquiler.

Casas y hórreos en Beifar.

Cruzamos la carretera y descendemos por sus callejuelas flanqueadas por casas antiguas y hórreos bastante bien conservados hasta la estación de FEVE donde consultamos los horarios con la idea de regresar por tren a Peñaflor. Como falta más de una hora para que pase el próximo convoy, decidimos llamar un taxi de Pravia que se presenta en 5 minutos y lleva a los conductores al puente de Peñaflor donde estacionamos los vehículos por la mañana.

Lorenzo Sánchez Velázquez

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